Bolivia... ecosistemas a proteger

Bolivia cuenta con 12 ecoregiones (con varias subecoregiones) y miles de ecosistemas. Algunos de estos ecosistemas son de particular valor e importancia para la conservación por ser centros de diversidad biológica, endemismo y por su condición o grado de amenaza.

Entre estos ecosistemas por ejemplo se encuentran los bosques húmedos de la Amazonia y los bosques andinos.

De acuerdo a estudios e inventarios aún incompletos, en el país se registraron hasta el momento alrededor de 14.000 especies de plantas nativas con semillas (sin incluir helechos, musgos, algas), pero se estima que tiene más de 20.000 especies. Además, se conocen más de 1.200 especies de helechos y más de 1.500 especies de hepáticas o musgos. Aunque el inventario de los hongos es muy preliminar, ya se conocen aproximadamente 800 especies.


En Bolivia se han registrado 356 especies de mamíferos, aproximadamente 1.400 especies de aves, 203 especies de anfibios, 266 especies de reptiles y alrededor de 600 especies de peces.

Se conocen por lo menos 100 especies endémicas de vertebrados.

Probablemente, un 20-25% de las plantas vasculares (aproximadamente 4.000-5.000 spp.) podría ser restringido al país, lo que implica una especial responsabilidad para Bolivia.

El endemismo de plantas y animales se concentra en pocas ecoregiones relacionadas con los Andes: Yungas, Bosques Secos Interandinos y Faja Subandina.

Dada esta riqueza, en el contexto internacional, Bolivia es considerado un país "megadiverso".

Se encuentra entre los diez países con mayor riqueza de especies de vertebrados.

Posiblemente ocupa el cuarto lugar mundial entre los países con mayor riqueza de mariposas.
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Está también entre los diez primeros con mayor diversidad de aves y mamíferos, entre los once con mayor diversidad de peces de agua dulce y entre los trece con mayor riqueza de especies de anfibios y escarabajos tigre.

Por otra parte, se conocen alrededor de 50 especies nativas domesticadas y alrededor de 3.000 especies de plantas medicinales utilizados a nivel local o regional. Bolivia es el centro de origen de especies importantes como los ajíes, locotos, pimentones, papas, maníes, frijoles, yuca y variedad de palmeras.

Esta amplia gama de recursos biológicos únicos en el mundo, se encuentra actualmente amenazada y en riesgo de desaparecer por factores derivados de la presión demográfica originada por la destrucción de hábitats, a consecuencia de la deforestación, quema, contaminación y uso de la biodiversidad por encima de su capacidad productiva.


La extracción selectiva de especies, la cacería ilegal, así como la pérdida de variabilidad genética a nivel de la agrobiodiversidad debida al reemplazo de las variedades locales por especies introducidas, son a su vez otros factores determinantes de esta crisis. Las zonas de la cuenca amazónica son ricas en especies, tienen alta resiliencia, son dinámicas y se caracterizan por tener especies de amplia distribución.

En cambio, algunas zonas andinas cuentan con especies de distribución restringida, coincidiendo parcialmente con áreas de alta presión humana, especialmente zonas de transición en las partes altas de los valles centrales.
Las ecoregiones que, durante la historia, han sufrido mayores impactos son la Puna, y los Bosques Secos Interandinos.

Por su importancia biogeográfica, fragilidad y potencialidades son prioritarios para la conservación los ecosistemas más intactos, especialmente de grandes extensiones, como los bosques de tierras bajas y de las vertientes nor orientales, los ecosistemas intactos y grandes relacionados con procesos hidroclimáticos como los bosques húmedos de Yungas y sudoeste de la Amazonía, los centros de riqueza de especies y de endemismo, como los Yungas, Bosques Amazónicos Subandinos y Bosques Secos Interandinos, centros de diversidad de parientes silvestres de especies económicas y los corredores biológicos.

Si bien es más importante identificar prioridades a nivel de ecoregiones y ecosistemas, para detectar aquellas amenazas que afectan un mayor número de recursos, es también necesario considerar especies amenazadas particulares.

Actualmente existen cientos de especies de flora fauna en distintas categorías de amenaza, aunque los especialistas aún no han llegado a un consenso en este tema. Asimismo, muchos "parientes" silvestres de especies domesticadas están en situación incierta en cuanto a su estado de conservación.

Finalmente, la situación de las áreas clave para la conservación de los recursos genéticos in situ, es poco conocida y no considerada en políticas y normas. El instrumento de conservación in situ más importante actualmente, es el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), cuyo objetivo central es la conservación estratégica de muestras representativas de los componentes de la biodiversidad, tanto en cantidad (superficie) como en calidad (estado de conservación).

Existen docenas de áreas protegidas, parcialmente creadas de manera formal y legal,y parcialmente tienen un estatus incierto. 21 áreas conforman el SNAP, 17 de las cuales se encuentran en gestión y están vinculadas con más de 60 municipios.

Estas áreas protegidas estatales ocupan un total de más de 175.000 km2, equivalente al 17 % de la superficie territorial del país. Existen ecosistemas bien representados en el SNAP, como por ejemplo los bosques montanos húmeods de los Yungas, los bosques húmedos de la Faja Subandina o los ecosistemas del Chaco. Sin embargo, aún existen ecosistemas ausentes en el SNAP que requieren de una protección especial.


Muchas áreas protegidas fueron creadas de manera arbitraria y no guardan valores biológicos relevantes, por lo que deben ser recategorizadas o desafectadas. Por otro lado, muchas áreas importantes para la conservación, que guardan biodiversidad de distribución relictual localmente agregada y con altos niveles de endemismo, se encuentran adyacentes a zonas densamente pobladas, con alta presión antrópica y fuera de las áreas protegidas.

Pese al notable esfuerzo de conservación de amplios ecosistemas de interés nacional, todavía no se ha enriquecido el SNAP con áreas de importancia departamental y municipal.

Es así que, existe la necesidad de desarrollar mecanismos alternativos que permitan la protección de áreas de interés locales dentro y fuera del SNAP.

Si bien existe un régimen especial de áreas protegidas, actualmente su estructura es débil aún en relación a otros elementos de conservación y manejo de recursos naturales.

Apenas se han tomado en cuenta factores como el rescate y conservación de conocimientos tradicionales sobre de manejo de recursos naturales, el uso de tecnologías agropecuarias adecuadas y las condiciones de pobreza de las poblaciones locales, que ejercen mayor presión sobre estos recursos, a fin de satisfacer sus necesidades básicas.

Es así que se ha identificado que los municipios más importantes de las 14 principales áreas protegidas presentan una tasa de crecimiento poblacional mayor a la tasa de crecimiento nacional y muy por encima de la tasa de crecimiento en zonas rurales.

Un componente estratégico importante de las áreas protegidas es su potencial para la prestación de servicios ambientales y el uso sostenible de recursos de biodiversidad, en el marco de su categorización y zonificación.

Para ello es importante fortalecer los mecanismos de participación social, como los comités de gestión, que actualmente funcionan con algunas limitaciones y deficiencias. Otro de los factores que limitan el uso adecuado de los recursos de la biodiversidad se refiere a los instrumentos de conservación que no están suficientemente articulados a los Planes de Ordenamiento Territorial y al Sistema Nacional de Planificación en general.

Este problema no permite orientar la planificación estratégica y sectorial con base al tipo de uso potencial y recomendado de la tierra y el establecimiento de normas para el adecuado aprovechamiento de los recursos naturales.

Se requiere de una planificación del uso de la tierra nacional, departamental, municipal y comunal que contemple la adecuada conservación de la biodiversidad.
Por otro lado, los bancos de germoplasma, creados con el objeto de salvaguardar las especies de origen y domesticación originarias de Bolivia, que se encuentran más susceptibles de sufrir erosión genética y de complementar las acciones de conservación in situ, presentan problemas ligados a la falta de definición legal de derechos de las entidades sobre los recursos genéticos, la falta de recursos económicos suficientes para asegurar su conservación a largo plazo y la dependencia de los recursos externos necesarios para su mantenimiento.

Las colecciones de fauna y herbarios, los principales responsables del inventario de la biodiversidad nacional, también tienen problemas de gestión ligados especialmente con la falta de infraestructura, personal capacitado y ausencia de políticas de financiamiento sostenibles.

Textos, mapas y fotos extraidos de: Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planificación
(Editores: Mérida, G., M. Oliveira & P.L. Ibisch) 2003.
Estrategia Nacional de Biodiversidad de Bolivia. Resumen Ejecutivo. Editorial FAN, Santa Cruz.
(ISBN 99905-66-20-8).
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