Mexico en la conservación de ecosistemas

México cuenta con una extraordinaria diversidad biológica a nivel de genes, especies y paisajes, y como en otras partes del mundo, ésta se encuentra amenazada por el crecimiento y desarrollo de la población humana.

La presión sobre los recursos naturales aumenta día con día y el efecto sobre los ecosistemas se manifiesta notablemente en la pérdida de especies y en la desaparición, fragmentación y degradación de los hábitat, paisajes y ecosistemas.

Diariamente son deforestadas miles de hectáreas en el mundo y cientos de toneladas de basura y contaminantes son vertidos a las aguas, suelos y atmósfera.

En este escenario, las especies silvestres, sin un lugar adecuado dónde vivir, tienden en la mayoría de los casos a desaparecer, a extinguirse; en ocasiones se tornan plagas o vectores de éstas u otras enfermedades.

Por otro lado, la tecnología actual permite la manipulación del material genético y la producción de organismos que no hubiesen existido naturalmente; sin embargo, hasta ahora no existe una legislación internacional adecuada que regule su producción, como tampoco se conocen los efectos ecológicos que esto pudiera acarrear.

El siglo que inicia se presenta como un reto en el cual habremos de aprender a relacionarnos con la naturaleza de un modo distinto a como lo hemos venido haciendo, lo que conlleva el manejo adecuado de los recursos naturales.

En este punto, la generación de conocimiento científico sólido que sustente el aprovechamiento sustentable de genes, especies y ecosistemas resulta crucial en la toma de decisiones que favorezcan la conservación de la biodiversidad.

Podemos considerar que es ecológicamente amigable el desarrollo humano cuando éste permite conservar la biodiversidad a través de la continuidad e integridad de los procesos ecológicos y evolutivos naturales.

De aquí que se considere que la mejor estrategia de conservación es la que se realiza in situ y que el hábitat resulte un elemento clave para la conservación de especies.

En México el conocimiento y aprovechamiento de la flora y fauna silvestres es ancestral y tiene diferentes usos: alimenticio, textil, medicinal, religioso, ornamental y otros.
Lo apreciamos en los mercados, en el campo, en las casas, en los jardínes, en las historias y en los mitos de los pueblos, la diversidad biológica va de la mano de la diversidad cultural en cada región del país.

Es tarea de esta dirección abordar los problemas más apremiantes en relación con la conservación de la biodiversidad, su manejo adecuado y su aprovechamiento sustentable.


Afortunadamente esta tarea no la emprendemos solos, los problemas ambientales son ya conocidos, las causas están, en lo general, identificadas, son complejas e involucran numerosos factores de carácter histórico, social, económico y científico.

Desde hace ya varias décadas las organizaciones no gubernamentales, las universidades y los gobiernos del mundo están plenamente inmersos en la batalla a favor de la conservación en sus diferentes vertientes.

La tarea no es sencilla pues comprende a millones de seres humanos, con costumbres, formas de pensar y representar al mundo a veces de manera diametralmente opuesta, o con intereses opuestos.

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